La persona humana como sujeto de ética

La persona humana como sujeto de ética
                El ser humano como sujeto moral, se va haciendo a sí mismo con sus elecciones ético-morales que le pueden llevar a ser feliz y realizarse o amargarse y frustrarse en la vida. El bien que toda persona apetece lograr en su vida moral es, según Aristóteles y Santo Tomás, lograr lo mejor para su vida. El hombre, la persona que es sabia y buena moralmente intentará hacer siempre el bien; y no se doblegará ante la buena o mala suerte que le depare la vida para lograr su equilibrio interno emocional y psicológico.
            El ser humano en su estructura natural es un animal ético y no puede escaparse ni rehuir de las acciones morales, de allí que desde el momento en que el ser humano tiene uso de razón y es capaz de juzgar los actos de los demás y de ser juzgado se convierte en sujeto y objeto de la ética, dado que el uso de razón abre fronteras en el pensamiento que los animales no tienen, y es ahí, en la diferencia de opiniones y formas de ver las cosas donde todo da comienzo a la personalidad del hombre.
            Podemos definir la ética como "la praxis de hacernos mutuamente personas en la historia". Entendemos aquí la “praxis” como el aprender haciendo, el desarrollar las certezas a partir fundamentalmente de la experiencia críticamente analizada, en un proceso personal y social que abarca a cada individuo y a la humanidad entera en forma simultánea e interactiva.
            Es también un “hacernos mutuamente personas”, ya que no se trata de mecanismos automáticos sino del ejercicio de la libertad de un ser abierto e incompleto que necesita autodefinirse y autoconstruirse en interacción, para poder realizarse en la vida. Desarrollo de ideales, escalas de valor y pautas de validación de conductas son parte imprescindible de este proceso.
            La ética es el arte de hacer mejor nuestra propia persona; es como una elevación que yo hago de mí, mismo a través de mis acciones; no es un hacer cosas hacia fuera sino que es un obrar "hacia adentro", del que va resultando mi propia realización. Si falta la capacidad de conocer, o si falta la capacidad de poderse decidir libremente, un ser de tales condiciones esta fuera del campo de la ética.
            El sujeto de la ética es un ser que no se confunda como especie, un ser individual, separado de los otros, que tenga una respuesta para sus actos, es decir, capaz de adquirir ciencia, de saber en la práctica acerca de sí mismo. No se trata de una mezcla, sino que se trata de un solo ser en el que se funden la espiritualidad, la racionalidad y la materialidad. Es un ser al que algo le toca hacer, un ser con posibilidades, que es como decir un ser libre; es un ser que no es del todo perfecto, es decir un ser que tiene un fin, es el ser en cuyo perfeccionamiento y acabamiento el mismo tiene parte fundamental.
            A eso es lo que se llama "Persona Humana"; por ello concluyo que la persona humana es sujeto de la ética. Porqué la persona es capaz de realizar conductas éticas: una conducta ética contribuye al alzamiento de la persona como tal, a la formación de la personalidad del hombre, a la transformación del hombre.
            En una sociedad donde la crisis de valores es reseñada y apuntalada casi a diario, las prácticas antipáticas en contra de la organización son modos seguros de agravar las desigualdades y la marginación social. Los Códigos de Ética, se pueden presentar como elementos de equidad, que se reflejarán en la Organización social, la competitividad, la transparencia y la excelencia en el desempeño de funciones y prestación de servicios.
            La ética, tiene como objeto la interpretación de lo que está bien y lo que está mal en la conducta humana. En este sentido, tenemos tres clases de actos:
            1º. Aquellos que el hombre debería hacer.
            2º. Aquellos que no debería hacer.
            3º. Aquellos que puede hacer o dejar de hacer.
            La aceptación de un código de Ética, por tanto, es algo más que una declaración de buenas intenciones, ya que nos introduce en una perspectiva moral diferente; representa unos contenidos objetivos, fijos, admitidos por todos, no negociables, gracias a lo cual la actuación éticamente correcta pasa de entrañar un cierto riesgo - el riego de quedarse solo - a ser socialmente reconocida y premiada.
            Cuando existe una referencia Ética objetiva - tenida por válida por todos los miembros de una sociedad - las acciones ya pueden ser juzgadas como correctas o incorrectas; mientras que si no existen referencias comunes las acciones se mueven con criterios estratégicos: hago una cosa u otra según lo que vaya a recibir a cambio, o según las repercusiones que puedo prever, o según se intuya hasta donde va a llegar la otra parte, Es por ello que proponer los elementos que conformarían un código de ética el cual orienta el desempeño de “La persona humana como sujeto de ética”.
Especialista Aldrin José Pérez Perdomo



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